El Nobel puede ser poco útil para Obama
El Nobel puede ser poco útil para Obama
Trump, Biden and the Future of U.S. Multilateralism
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Op-Ed / Global 3 minutes

El Nobel puede ser poco útil para Obama

Como Alta Comisaria de Derechos Humanos, fiscal del Tribunal para la ex Yugoslavia o incluso como magistrado en Canadá, Louise Arbour aguantó duras críticas, además de presiones políticas y administrativas, en sus denuncias. Tal vez por eso considera «liberador» su nuevo trabajo de presidenta del International Crisis Group, el think-tank europeo. Ahora que se ocupa «del interés público mundial» -aunque suene «muy pretencioso», matiza ella- comenta el Nobel que hoy va a recibir Barack Obama.

Pregunta.- ¿Qué piensa del Nobel de la Paz de este año?

Respuesta.- Me gustan las decisiones sorprendentes y no hay por qué esperar que el comité del Nobel siempre dé el premio a los logros pasados. El Nobel no sólo reconoce el trabajo hecho, sino que puede reconocer a alguien con potencial. El presidente de EEUU no lo necesita, pero los argumentos del Nobel son inspiradores: la fuerza de las ideas, el retomar la diplomacia como instrumento de paz, y la promoción de la tolerancia, la inclusión y el multilateralismo. No es insignificante después de una década en que han circulado ideas muy negativas como represión, miedo y terror. Y no estoy de acuerdo en que Obama no haya hecho nada: abrir espacios para que algo pase ya es hacer algo. Es muy superficial decir que es demasiado pronto. Al mismo tiempo, es una paradoja dar el Nobel de la Paz al comandante en jefe de un Ejército que está desplegado en combate. Y no sé si el comité consideró la posibilidad de que el premio sea contraproducente y poco útil para Obama. El momento en este caso puede ser problemático.

P.- ¿Internamente?

Hay cierta sensación de que queremos que sea el presidente del mundo. Los norteamericanos, que tienen muchos problemas domésticos, pueden resentir que Obama haya exagerado su papel exterior en lugar de ser el padre de los americanos que necesitan ahora. Para él, podría tener aspectos negativos.

P.- ¿Es una condena a la Administración anterior?

Cabe cualquier tipo de interpretación. Pero el comité será consciente de que eso es lo que puede parecer. Los últimos premios hacen de sujetalibros, Al Gore y Obama.

P.- ¿Qué impacto ha tenido Obama en Irak y Afganistán?

Su idea en la campaña fue cambiar el centro de gravedad hacia Afganistán. Será decisiva en su agenda exterior si sale bien.

P.- ¿Para Afganistán, hay que apostar por lo militar o lo civil?

Se deben considerar muchos factores. No sólo importa la visión de los militares o los políticos, sino de dos opiniones públicas, la de Afganistán y la de los países en la misión de la OTAN. La gente debe entender por qué estamos allí. ¿Se trata de la erradicación de Al Qaeda, de la lucha contra los talibán, de la construcción de una democracia creíble en Afganistán…? ¿Y quién es nuestro socio? ¿Un político corrupto? Parece que estamos ahí para avanzar muy poco e infligir un sufrimiento terrible a civiles inocentes.

P.- ¿Deslegitiman la misión estas víctimas?

Mucho. Fui a Afganistán dos veces como comisaria de Derechos Humanos. Me reuní con personas que habían perdido mujeres o hijos porque les habían hecho una señal de parar en la carretera que no entendieron. O por bombardeos aéreos indiscriminados, o por asaltos nocturnos en sus casas en medio de la confusión por la lengua. Los casos eran muy tristes: nadie les pidió perdón, apenas se dio asistencia médica a los heridos y fueron tratados con desprecio. Esto no sólo dinamita la credibilidad de las tropas, sino también del Gobierno de Karzai. Se han aplicado algunas medidas de corrección, pero las muertes de la ISAF han hecho mucho daño.

P.- ¿Debería la OTAN pedir perdón y compensar?

Sí. Tiene que haber responsabilidades claras. No basta con decir que fue un error. Si fue así, hay que explicar cuáles son las garantías de que no pasará otra vez y se debe investigar. No es suficiente que el Ejército diga que lo han «examinado». Hay que aceptar la responsabilidad. Esto no significa que sea deliberado, pero cuando se causa ese tipo de daño, hay que pedir perdón y compensar.

P.- ¿Es mejor si hay un plazo para marcharse?

Con lo poco que se ha conseguido en los ocho años en Afganistán, es artificial poner un plazo mientras no haya un compromiso de invertir recursos. No pueden ser sólo promesas que no se cumplen. Se necesita una estrategia de salida, no sólo una fecha. Tiene que haber más disciplina en la asistencia.


 

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