Anuncios de paz del ELN: ¿mucho ruido, pocas nueces?
Anuncios de paz del ELN: ¿mucho ruido, pocas nueces?
Crimes against the Climate: Violence and Deforestation in the Amazon
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Op-Ed / Latin America & Caribbean 5 minutes

Anuncios de paz del ELN: ¿mucho ruido, pocas nueces?

Los recientes anuncios del ELN no fueron suficientemente importantes para toda la expectativa creada. Sin embargo, sí demuestran un ligero pero significativo avance en la posibilidad de empezar conversaciones formales con el gobierno.

Esperanzas desinfladas

Dos semanas después de que el ELN anunciara un “anuncio especial” para el 7 de enero, cuando llegó esta fecha fue difícil evitar la sensación de que se había perdido una gran oportunidad para la paz.

Ese día en efecto apareció un video en la página web de aquel grupo guerrillero que celebraba el Quinto Congreso Nacional de esta segunda fuerza insurgente  de Colombia, y circuló una “declaración política” donde el ELN ratificaba su apoyo a las negociaciones de paz, sin formular compromisos específicos.

Esto sin duda cumplió con lo de “anuncio”, pero no pareció tan “especial”. Los políticos, los activistas por la paz y los analistas esperaban mucho más. Por ejemplo se había hablado de que el ELN iba a anunciar su renuncia al secuestro, repitiendo así el gesto de las FARC hace tres años, que contribuyó a allanar el camino para las negociaciones en La Habana. O que anunciaría un cese al fuego unilateral similar al que declararon las FARC en diciembre pasado.

Se llegó a especular que el ELN  declararía que las “conversaciones exploratorias” con el gobierno Santos que viene adelantando desde hace un año habían llegado a su fin, y que pronto empezarían las negociaciones formales (aunque fuera improbable que este  anuncio se diera de forma unilateral).

Pero en lugar de decisiones o de pasos concretos, la declaración del ELN tuvo mucho de simbolismo histórico y una gran dosis de retórica: citó en detalle el manifiesto emitido tras su primera acción militar en Simacota (Santander) el 7 de enero de 1965 y concluyó que, cincuenta años después, la situación en Colombia sigue igual.

Las expectativas frustradas hicieron que algunos desestimaran el anuncio como “el mismo chorro de babas de siempre”, o criticaran al ELN por su “lenguaje anacrónico”. Pero en honor a la verdad hay que anotar que los mensajes fueron grabados a finales del 2014, de manera que el ELN no tuvo en cuenta declaración de cese al fuego por parte de las FARC ni las respuestas constructivas por parte del gobierno.  

Sin embargo, el ELN debe aceptar parte de la culpa. Su estrategia mediática, incluida una cuenta en Twitter que preparó al país para “un hecho de gran importancia”, infló deliberadamente las expectativas. Esto logró captar la atención pública por un momento, pero podría tener costos elevados en el mediano plazo.

Si bien el ELN está mucho menos demonizado que las FARC, tampoco tiene suficiente capital político para arriesgarse a que la opinión pública perciba que está tratando de manipularla. Es bien probable que la ciudadanía esté menos dispuesta a tomarse en serio a esta guerrilla cuando lleguen sus próximos anuncios.

Difícil progreso

No obstante, los resultados del Quinto Congreso del ELN representan un avance hacia la solución política del conflicto armado, y sería injusto desestimar las intenciones de paz de esta guerrilla. El Congreso trajo cambios importantes sobre, al menos, dos puntos:

- Por una parte ratificó la idea de que las actuales negociaciones de paz deberían llevar también al ELN a dejar las armas. Esta decisión tiene un peso especial, ya que fue tomada por el primer congreso pleno de la guerrilla desde 2006, uno que reunió a combatientes de todos los frentes, así como a miembros de la base social del ELN.

Este sin duda es un paso significativo porque, al igual que las FARC, el ELN teme que  abandonar las armas deje indefensa a la organización y disminuya su capacidad para asegura el cumplimiento o ejecución exitosa de un eventual acuerdo de paz con el gobierno. De esta manera la disposición a discutir el desarme acerca al ELN a un marco de negociación políticamente aceptable, y debería ayudar a desbloquear las estancadas conversaciones exploratorias.

- Por otra parte el Quinto Congreso incorporó a alias Pablo, líder del Frente de Guerra Oriental y uno de los miembros más poderosos de esta guerrilla,  a su  máxima instancia decisoria, el Comando Central del ELN (COCE).

Por el momento se ignora si esto significa la renuncia de alguno de los cinco miembros actuales del COCE, o si este órgano ha sido ampliado. En todo caso, la inclusión de Pablo debería calmar las inquietudes acerca de si el frente más fuerte y mejor financiado del ELN apoya o no la actual iniciativa de negociación, ahora que se sabe que desde 2012 Pablo reconoció la autoridad del COCE para buscar una negociación con el gobierno.

Esto no quiere decir que la unidad en el ELN sea un hecho, pues así como las especulaciones sobre profundas divisiones internas probablemente sean exageradas, también lo es creer que el Quinto Congreso puso fin a todas las discusiones internas.

Los líderes del ELN han dicho que tienen listo un “Plan B” para el caso de que la solución política no prospere. Igualmente, la timidez al anunciar que esta guerrilla  “tendría disposición de considerar si dejamos de usar armas” en el caso de que las negociaciones sean exitosas demuestra cuán frágil es el progreso.

El éxito de una eventual negociación con el ELN dependerá en gran medida de cómo se manejen las divisiones internas de esta guerrilla. Por eso, el mayor logro del Quinto Congreso fue aumentar de manera considerable las probabilidades de que el ELN cierre filas en torno al proceso de paz, así como proporcionar un espacio para que los contradictores contribuyan a moldear el proceso, en lugar de intentar bloquearlo más adelante.

La cuestión principal para esta guerrilla ya no es si debe buscar o no un acuerdo con el gobierno de Santos, sino bajo qué condiciones sería aceptable poner fin al conflicto.

El camino a seguir

No obstante esos avances, el camino de las negociaciones formales con el ELN seguirá siendo difícil. En diciembre de 2014, esta guerrilla afirmó que las conversaciones  exploratorias solo habían mostrado “profundas diferencias” entre las partes sobre del sentido y los objetivos de un eventual acuerdo de paz.

Además, las guerrillas siguen teniendo serias dudas sobre la voluntad del gobierno para  hacer lo que realmente exige poner fin al conflicto. En particular, la persistente negativa de Santos a discutir la reforma militar sigue siendo una fuente de mucha desconfianza.

Al ELN se le seguirán exigiendo gestos concretos de buena voluntad que indiquen claramente su decisión de poner fin a las acciones  armadas. En contrapartida, serán necesarias medidas adicionales para crear confianza por parte del gobierno.

Dado su escepticismo acerca de las medidas unilaterales, es probable que el ELN no acepte la invitación de Santos para sumarse al cese al fuego de las FARC. Pero las discusiones en La Habana sobre el “desescalamiento” del conflicto podrían ser una ruta alternativa.

Sumar el ELN a esta conversación probablemente proporcionaría un estímulo para que esta guerrilla de pasos que hace mucho tiempo viene postergando, como sería poner fin al secuestro. Al mismo tiempo, medidas estatales, como mejorar las condiciones de los guerrilleros encarcelados, podrían aumentar la confianza del ELN en el compromiso del gobierno con la paz.

Abrir negociaciones con el ELN es esencial para que Colombia aproveche esta oportunidad sin precedentes de poner fin al más antiguo conflicto del hemisferio occidental. Pero esta ventana no permanecerá abierta indefinidamente.

Pese a sus deficiencias, los resultados del Quinto Congreso de la segunda fuerza guerrillera de Colombia deberían servir para revitalizar las negociaciones exploratorias. A medida que las conversaciones con las FARC avanzan hacia un acuerdo final, ni el ELN ni el gobierno pueden permitirse perder mucho más tiempo.

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