Primeros diálogos de paz entre el Gobierno colombiano y el ELN
Primeros diálogos de paz entre el Gobierno colombiano y el ELN
The Day after Tomorrow: Colombia’s FARC and the End of the Conflict
The Day after Tomorrow: Colombia’s FARC and the End of the Conflict
Tabla de contenido
  1. Executive Summary
Statement / Latin America & Caribbean 2 minutes

Primeros diálogos de paz entre el Gobierno colombiano y el ELN

The International Crisis Group welcomes the announcement on 30 March of the “Agreement for Peace Talks between the National Government and the National Liberation Army” (ELN) in Colombia, and the beginning of a public phase of negotiations. These talks, together with those nearing completion with the Revolutionary Armed Forces of Colombia (FARC) in Havana, are the greatest opportunity to end 52 years of armed conflict. The parties must now build confidence not only mutually, but also with a still sceptical public, synchronise both sets of talks and move rapidly to specific agreements, with full international support, particularly from the guarantor countries (Brazil, Chile, Cuba, Ecuador, Norway and Venezuela).

Negotiations with the ELN face many challenges. The first is that they are to begin while fighting continues, thus risking that violence may disrupt them. President Juan Manuel Santos has said the government will not advance the peace process while the ELN holds kidnap victims. The guerrillas have not announced the end of kidnappings, though they recently complied with the president’s request to release two hostages. With a bilateral ceasefire still remote, early agreement on de-escalation is essential. The ELN should consider a unilateral ceasefire, like those carried out by the FARC, to increase its legitimacy and that of the talks.

El International Crisis Group da la bienvenida al anuncio hecho el 30 de marzo sobre el "Acuerdo de diálogos para la paz entre el Gobierno Nacional y el Ejército de Liberación Nacional" (ELN) en Colombia, y el inicio de la fase pública de las negociaciones. Estos diálogos, junto con los que están finalizando con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en La Habana, son la mayor oportunidad para poner fin a 52 años de conflicto armado. Las partes deben ahora construir confianza no solo entre ellos mismos, sino también con un público escéptico, sincronizando ambos procesos de diálogo para pasar rápidamente a acuerdos específicos, con total apoyo internacional, particularmente de los países garantes (Brasil, Chile, Cuba, Ecuador, Noruega y Venezuela).

Las negociaciones con el ELN se enfrentan a múltiples retos. El primero es que van a comenzar mientras continúan las hostilidades, lo que pone en riesgo la continuidad de los diálogos. El Presidente Juan Manuel Santos ha asegurado que el Gobierno no avanzará en el proceso de paz con el ELN mientras la guerrilla siga teniendo víctimas secuestradas. Las guerrillas no han anunciado el final de estos secuestros, aunque recientemente liberaron a dos rehenes a petición del Presidente. Con el fin de aumentar su legitimidad en los diálogos, el ELN debería considerar un cese al fuego unilateral como el que llevaron a cabo las FARC.

La agenda de seis puntos, que cubre cuestiones esenciales para ambas partes, es todavía bastante general: la participación de la sociedad en la construcción de la paz; democracia para la paz; transformaciones para la paz; víctimas; fin del conflicto armado e implementación. Aunque es importante mantener flexibilidad, una mayor definición de los subpuntos de la agenda ayudaría a guiar el diálogo. De no ser así, una aproximación demasiado genérica podría jugar en contra de la intención de firmar un acuerdo antes de que finalice el actual gobierno de Santos en el 2018.

Quizá la característica más distintiva del proceso de paz con el ELN en comparación con el de las FARC es el anuncio de la participación de la sociedad. Este nuevo elemento es positivo en principio y puede ayudar a superar los obstáculos encontrados en la confidencialidad de los diálogos con las FARC en La Habana e impulsar el apoyo social del acuerdo entre los colombianos. Sin embargo, la participación ciudadana debe ser diseñada, desarrollada, y llevada a cabo cuidadosamente y con eficiencia para que sea un catalizador en vez de un obstáculo. Al mismo tiempo, es importante identificar y adoptar – en el marco de un debate equilibrado – las lecciones específicas aprendidas de las negociaciones con las FARC. El significado de los proyectos piloto, el uso de asesores, el papel clave de la comunidad internacional, así como la claridad y flexibilidad metodológica son algunas de las cuestiones que pueden resultar útiles en este proceso.

Otra diferencia con el proceso de las FARC, el cual solo ha tenido lugar en La Habana, es que en el caso del ELN las negociaciones se darán en mesas de "sesiones" en cinco países: Brasil, Chile, Cuba, Ecuador y Venezuela. Coordinar y programar estas mesas y "sesiones" va a implicar un reto logístico, de comunicación y de metodología. Estos dos años de contactos preliminares con el ELN evidencian que las conversaciones formales han tenido un sólido punto de partida. Ahora las partes deberán llevar a cabo un progreso rápido, desescalar las hostilidades y sincronizar las negociaciones en La Habana de tal forma que los colombianos disfruten de los frutos de la paz tan pronto como sea posible.

Bogotá/Bruselas

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