Una propuesta constructiva

El Plan Ecuador, una señal de que el vecino quiere avanzar en coordinación con Colombia en el tema de la frontera.

Aunque los problemas en las relaciones entre Colombia y Ecuador no son nuevos -las visiones encontradas sobre la fumigación en la frontera sur de Colombia, por ejemplo, se han dado desde su comienzo en el año 2000-, es notable que recientemente se han expresado de lado y lado de manera más fuerte; y que los instrumentos binacionales para tratarlos, como son la Comisión Binacional Fronteriza (Combifron), la Comisión de Vecindad e Integración o el acuerdo de que no se fumigue en una franja de diez kilómetros de ancho en la frontera sur de Colombia, al parecer no han logrado tener éxito. Claro está, ello no debe sorprender dado que la situación política en el Ecuador ha sido muy inestable en los últimos años y, a pesar del Plan Colombia, no se ha visto una mayor disminución de la intensidad del conflicto armado y el narcotráfico en Colombia, por lo menos en las regiones de frontera. En este escenario, Quito se ha limitado a insistir, muchas veces enérgicamente, en el respeto de su soberanía y neutralidad frente al conflicto colombiano, y Bogotá ha seguido en la lucha contra las guerrillas y el narcotráfico, que al fin y al cabo representa una prioridad nacional.

En la coyuntura actual, es importante preguntarse qué se podría hacer más allá de lo que ya se ha intentado para desactivar el potencial de conflicto y discordia en la frontera colombo-ecuatoriana, una frontera que sin duda tiene características muy difíciles, pero igualmente es de vital importancia para ambos países. Con el Plan Ecuador, que está previsto para ser presentado oficialmente el 13 de abril, el recién inaugurado gobierno del presidente Rafael Correa ha dado un paso importante para responder esta pregunta. Apuntando a generar un desarrollo integral con presencia del Estado y seguridad en las zonas fronterizas, Ecuador "buscará fomentar (...) una frontera segura y dinámica con Colombia. Nuestro deseo no es encerrarnos defensivamente frente a nuestros vecinos del Norte, sino que trabajar para hacer que el flujo y circulación de bienes, servicios y personas (...) sea lo más seguro y libre posible, contribuyendo así a dinamizar la vida social y económica de las zonas adyacentes a ambos lados de la frontera."

Aunque todavía falta que esta propuesta se haga más concreta, es una señal inequívoca del nuevo gobierno del Ecuador de querer avanzar seriamente en el tratamiento del tema de la frontera con Colombia, y de querer avanzar en coordinación con Colombia.

En el Ecuador persiste la impresión de que el conflicto colombiano no tendrá una solución rápida; y que la salida del conflicto finalmente se dará por medio de la negociación y de la erradicación de sus causas socioeconómicas o estructurales. Adoptando este enfoque, lo importante del Plan Ecuador es que reconoce también que la falta de presencia del Estado en todas sus dimensiones en la región fronteriza, por ejemplo, no solamente se da en Colombia sino también en el lado ecuatoriano. Consecuente con este análisis realista, el Plan Ecuador propone crear las condiciones propicias en su frontera norte para que se trabajen estas causas de manera sistemática y profunda, y que se busque la indispensable cooperación con el vecino del norte en esta gran tarea.

Sin duda, se trata de una propuesta constructiva en medio de las recriminaciones y tensiones y, por lo tanto, parece aconsejable que Bogotá la estudie detenidamente y responda en términos favorables. Una vez elaborado, el Plan Ecuador podría resultar una contraparte importante a los esfuerzos colombianos de lograr la paz. Potenciales donantes externos también deberían evaluar cómo contribuir a esta iniciativa, que busca acortar la distancia en un tema crucial entre dos "hermanos andinos".